Mientras escribo esto, Split tiene 194 reviews en The Nomad List que la posicionan en el puesto Nº 365 de la lista de los mejores lugares del mundo para nómades digitales.

Y, números expuestos, voy a compartir mi propia experiencia para ir un poco más allá y ofrecer información que le pueda ser útil a cualquiera que quiera ir a pasar unos días por ahí y planee hacer trabajo a distancia.

Pasamos 4 días de fines de octubre en Split. Fuimos en temporada baja y se notaba que ya había bajado el nivel de actividad. Turistas había igual pero algunos comercios volvían a sus horarios más cortos de trabajo y, por el clima, pudimos ver la ciudad con sol recién el último día.

No es que la señal de WiFi fuera mala, como decía en la descripción de la casa (que vi más tarde). Pasó que ni siquiera se conectaba. Señal mala, para mí, es una señal lenta. Esta aparecía y desaparecía haciendo que cualquier flujo de navegación se hiciera imposible. Dicho de forma más concreta: no podía hacer calls ni entregar trabajos en tiempo y forma desde la casita.

Para poder hacerlo, entonces, busqué coworks en Split y aparecieron un par en Google. Me llamó la atención Saltwater Split porque estaba muy pegado al casco histórico de la ciudad y solo a 4 minutos caminando de donde nos alojamos. Me metí en su web a mirar un poco y encontré muy rápido la info que necesitaba para pasar un rato ahí. Leí su About y me gustó más: las fundadoras son dos mujeres. Tanja, australiana y Mía, croata. En Instagram pude ver un poco el mood del espacio y cómo era la comunidad. Hacían muchos eventos y al parecer la fundadora era muy atenta con todos. Decidí ir al día siguiente con una to-do list e irme solo cuando la lista quedara vacía.

Mía me mostró el lugar y dijo que me acomodase donde quisiera. Elegí un escritorio cerca de una ventana. Tanja se acercó a saludar y después me dejó unas galletitas de chocolate. Ese día, en 4 horas, tuve listas las tareas más prioritarias de toda la semana para Saltolab. Me fui con ganas de frecuentar el cowork para involucrarme un poco más con las personas de ahí. Todavía siento algo de timidez al hablar en inglés con personas que recién conozco. Pero la clave de todo avance está en meter horas de práctica.

Salidas de noche hicimos solo una: comimos pizza sentadas en una de las plazas del casco y después tomamos cervezas en Charlie’s Backpackers Bar. La movida en general no era mucha y el clima no daba para hacer mucho más. Al día siguiente al del cowork salimos en el catamaran Jelena rumbo a Bol, un pueblito en la isla de Brac que nos recibió con un wifi veloz.

Bol no aparece en The Nomad List pero, para mí, fue la clave para concentrarme y realizar tareas un poco más creativas. Tuve calls, saqué fotos, subimos a Vidova Gora como modo de desenchufar y por las noches caminamos sobre el borde del mar, al estilo pileta gigante en medio del mar adriático.

Sin duda, volvería a Croacia para trabajar en proyectos a distancia.